LOS VALORES MORALES

El valor es una perfección conforme a la dignidad humana. Cuando los valores se hacen vida en cada persona se transforman en virtudes y la virtud es un hábito, el de obrar bien.

RESPETO:

Es la virtud que nos hace reconocer los derechos y la dignidad de las personas como seres únicos e irrepetibles, con inteligencia, voluntad, libertad y capacidad de amar.

Vivir el respeto es promover una cultura de paz. El respeto es la base de la convivencia en sociedad. Es comprender a los demás, ya sea que estemos o no de acuerdo con su forma de ser.

¿Cómo podemos practicar el respeto?:

  • Siendo puntual.
  • Convivir con los compañeros de clase o trabajo, aceptándolos como son.
  • No maltratando a nadie.
  • Honrando y obedeciendo a los padres.
  • Aceptando la autoridad y las normas en general.

 

SOLIDARIDAD:

Es hacer algo en favor de otras personas. Al ser generosos con los demás, estamos siendo solidarios. La solidaridad se traduce en apoyo, ayuda y empatía hacia los seres humanos.

Se es solidario, cuando se busca el bienestar de los demás y el principio de la solidaridad se fundamenta en el principio de sociabilidad del hombre.

¿Cómo podemos practicar la solidaridad?:

  • Ayudando desinteresadamente a otras personas.
  • Anteponiendo el bien común, al bien particular.
  • Participando en actividades de proyección y ayuda social.
  • Poniéndonos en el lugar de otro.
  • En el corazón de los seres humanos debe haber compasión.

 

TOLERANCIA:

Es el respeto o consideración hacia las opiniones o prácticas de los demás, aunque sean diferentes a las nuestras. La tolerancia es la expresión más clara del respeto por los demás.

Cuando hay un conflicto, las personas tolerantes no acuden a la violencia para solucionarlo, emplean el diálogo. Lo opuesto a tolerante es: Intransigente, egoísta, violento o agresivo.

¿Cómo podemos practicar la tolerancia?

  • Aceptando y respetando las opiniones de los demás, aunque no se compartan.
  • Amando a nuestro prójimo.
  • Admitiendo y respetando otros credos religiosos.
  • Escuchando otras ideas y opiniones.
  • Siendo paciente, comprensivo y flexible.

 

GENEROSIDAD:

Es uno de los valores más importantes y que son inherentes al ser humano, el cual debe inculcarse desde los primeros años de vida. Es importante señalar que, mientras se aprende, todo niño pasa por una fase de egoísmo, acompañado de una conducta caprichosa y curiosa.

Entre los tres y los cinco años el niño descubre el poder de la negación y la posesión, empleando las palabras: “No” y “Mío” siendo una comunicación que transmite posesión y pertenencia. El pequeño siente que todo gira a su alrededor y se considera el centro de su propio mundo. Es entonces cuando el rol del padre permite enseñarle el valor de compartir, de lo contrario pueden surgir consecuencias negativas en un futuro, afectando la inserción y desarrollo social.

Decirle al hijo que comparta e insistir con la idea no es suficiente, ello se debe reforzar con el ejemplo. La enseñanza de valores y buenas conductas lo harán desarrollar el sentido de convivencia con quienes le rodean.

Si el niño ve que sus padres comparten entenderá de mejor manera el concepto de generosidad. Se recomienda que el padre:

  • Elogie y felicite cada gesto de generosidad que demuestre el niño.
  • Cuando preste algo, asegúrese que le sea devuelto, sino no repetirá el gesto.
  • Hacer énfasis en la diferencia entre prestar y regalar.
  • Interactuar a través de cuentos, lecturas o ejemplos gráficos que abarquen temas relativos a la generosidad y amabilidad.