LA EXCELENCIA COMO MODELO DE ACCIÓN

El sabio Aristóteles afirmaba que todas las personas debían hacer de la excelencia no un acto, sino un hábito repetitivo en cada día.

El anterior precepto es aplicable el trabajo, en el estudio, en la casa y en el día a día, sabiendo perfectamente que media un esfuerzo importante para desarrollar acciones que nos acerquen a las metas u objetivos que se nos hemos planteado. Cuando tomamos en cuenta cada detalle, nos involucramos, afinamos y organizamos actividades dándole atención a nuestra participación, eso es “Excelencia”. Hacerlo de esa manera no es obra de la casualidad, coincidencia y menos de la improvisación; es resultado de aplicar ingredientes como la visión e inspiración.

Sucede lo contrario cuando existe conformismo y domina la mentalidad: “Está bien así y así puede quedar”; en este caso el trabajo desarrollado se limita exclusivamente a lo mínimo y al cumplimiento de lo estrictamente necesario. Este sentir evidentemente representa a las acciones de gente promedio que trabaja o se desempeña con una limitada visión.

Resulta admirable apreciar cuando alguien hace las cosas lo mejor posible, con dedicación y con excelencia; siendo la recompensa y estimulo una felicitación, pero sobre todo la satisfacción de haber brindado un buen servicio o de haber trabajado más allá de lo necesario. Esta motivación se constituye en combustible que favorece mejores desempeños con criterios de excelencia, siendo carta de presentación que acredita un buen trabajo.

Muchos autores coinciden que la calidad presenta cinco principios, siendo estos:

  1. Bien hecho desde la primera vez, todas las veces.
  2. Justo a tiempo.
  3. Nunca darnos por satisfechos.
  4. Nunca darse por vencidos.
  5. Exceder las expectativas.

 

A veces encajar en un grupo que acostumbra a realizar algo de forma mediocre pueda ser frustrante, ya que nos descalifica; sin embargo, podemos convertirnos en agentes de cambio, contagiando a las otras personas de un pensamiento motivador, que los guie hacia la ruta de la calidad.

Es bueno y gratificante destacar, darnos a conocer y que mejor manera por tener características sobresalientes con cualidades y calidades comprobadas; por ejemplo, siendo puntuales, responsables, dando la milla extra, siendo resilientes y por superar barreras que cualquier otra persona no hubiera podido hacer.

Luchemos cada día por ejercitar una buena imagen y por obras que trasciendan el tiempo, para ser recordados de forma positiva.