LA ASERTIVIDAD

Se define como la habilidad social que ayuda a comunicar de forma clara y decidida los sentimientos, las necesidades, los deseos y las ideas propias. Es una conducta aprendida y socialmente aceptada que facilita la relación con otras personas. Ser asertivo implica:

  • Poseer una buena autoestima.
  • Mostrar seguridad ante las propias posiciones.
  • Comunicarse con claridad.

 

Saber el lugar, el tiempo y el espacio en el que hay que decir lo que se piensa. Las personas asertivas reflexionan antes de expresar su pensamiento, valorando y respetando otros criterios. La asertividad se perfecciona en la medida que ejercen responsablemente sus libertades.

La conducta agresiva:

Es la manifestación de los individuos que violan los derechos de los demás en defensa de los propios. Expresan sus pensamientos, sentimientos y opiniones de una manera inapropiada e impositiva. Puede surgir de forma directa o indirecta a través de: ofensas verbales, insultos, amenazas y comentarios hostiles, humillantes, sarcásticos o maliciosos, gestos violentos o agresivos.

Asertividad y autoestima:

Es imposible relacionarse bien con los demás si uno no es capaz de aceptarse, apreciarse y quererse a sí mismo. Dicha afirmación refleja la importancia que tiene la autoestima como fundamento para poder establecer con los demás diversas interacciones positivas. Cuando una persona es asertiva, se siente segura, tiene una buena opinión de sí misma y una sólida concepción de la propia identidad. La persona asertiva controla su vida y no acumula pensamientos negativos.

Estrategias básicas para mejorar la asertividad:

  • Aprender a superar las críticas. Una persona asertiva tiene la capacidad de aceptar las críticas constructivas y aprender de ellas.
  • Aprender a decir que “no”. Decir abiertamente que “no” contribuye a mejorar la seguridad personal y aumentar la autoestima.
  • Planificar los mensajes. Conseguir que todos los hechos y puntos estén aclarados con antelación, confeccionando notas de referencia si la situación lo permite, ya que ahorra tiempo, produce confianza y puede disminuir la intimidación por parte de los demás.
  • Ser educado. Enfadarse provoca confusión en uno mismo y proyecta una imagen poco creíble, Hay que recordar que se debe tomar en consideración los puntos de vista de los demás y comunicarse adecuadamente para que se entiendan las posturas. Aunque no se comparta un criterio, estamos obligados a respetarlo frente a otros individuos.

 

Varios autores sostienen que la asertividad tiene una relación directa con la autoestima. Las personas que no se consideran valiosas, habitualmente optan por no defender sus derechos de forma activa, lo que crea un círculo vicioso al volver a minar su autoestima cuando sus derechos no son respetados.

En este caso se puede dar una respuesta distinta según el impulso interno: agresividad cuando el foco de atención está excesivamente puesto en las necesidades de uno mismo y sumisión cuando se desea complacer a los demás.

Otros motivos del déficit de asertividad serían la influencia de ciertos estereotipos sociales y laborales. En algunas culturas u organizaciones muy jerarquizadas se establece la sumisión como la conducta aceptada en determinados roles y géneros.

El estado emocional también influye en la respuesta que se pueda dar en un momento concreto. Una alta carga de estrés puede provocar una conducta excesivamente agresiva o pasiva, generando en ocasiones mayor ansiedad debido al rechazo que la propia respuesta provoca en los demás.

Hasta el momento no se ha hallado una causa innata relacionada con la asertividad, si bien hay ciertos factores genéticos que podrían jugar un papel en el desarrollo de la timidez y, en consecuencia, el déficit de asertividad.

Referencias:

Técnicas de estudio Universo, Editorial Océano, España, 2006.