GENERACIÓN CENTENNIAL

Se considera que los jóvenes nacidos del año 95 en adelante disponen de muchas habilidades que los hace ubicarse como “Generación Z”, su desarrollo y crecimiento está marcado por la denominada sociedad de la información y del conocimiento.

La tecnología y el internet marcan su personalidad, son nativos digitales y manipulan a la perfección una serie de gadgets que facilitan la accesibilidad a los contenidos, manteniéndose conectados y comunicados con otros jóvenes y amigos símiles en intereses y capacidades.

La plasticidad para el desempeño en multitareas marca otra característica de esta generación, pudiendo cumplir con diversidad de compromisos del quehacer diario; los nativos digitales demandan un aprendizaje vinculado a las tecnologías de la información, en donde se complementen sus habilidades innatas.

No cabe duda, la globalización y el avance en las telecomunicaciones ha permitido transitar por un umbral que facilita un aprendizaje con énfasis en lo visual y en los procesos. Esto representa un reto para las instituciones educativas, las cuales deben cambian un paradigma tradicional hacia uno que emplee estrategias pedagógicas dedicadas a estos usuarios que enfocan el trabajo, el aprendizaje y los juegos de manera diferente, ya que captan rápidamente la información multimedia de imágenes y videos, igual o mejor que si fuera texto; consumen datos de múltiples fuentes y esperan respuestas instantáneas, por ello se considera que son hijos de la inmediatez.

Los padres de este grupo etario son conservadores y distantes, generalmente manejan un flujo de información limitada y un pensamiento divergente al de sus hijos.

Dado que la vida de los miembros de esta generación transita y se resuelve a través de diferentes pantallas y niveles, se puede percibir que su capacidad de atención y su pensamiento lógico racional están siendo reemplazados por una capacidad de atención discontinuada y un pensamiento superficial, ellos no conciben el acceso a la información sin la existencia de “Google”.

Como un efecto derivado de la exposición a los estímulos actuales, aunado a la sobre protección de los padres en el contexto de la dinámica familiar, los “Z” son presa fácil del “ciberbullying”, rompiéndose los esquemas de comunicación, demandando el obligado conocimiento y calidad en el diálogo y consejo intrafamiliar.