INTELIGENCIA EMOCIONAL

Lograr armonizar la emoción y el pensamiento en los seres humanos es un reto de carácter personal que intriga a los estudiosos; de hecho, Howard Garner incluyó dentro de su Teoría de las Inteligencias Múltiples, tanto a la inteligencia interpersonal como la intrapersonal. Estos estudios confirman la vinculación y precedencia entre la razón y las emociones. Consecuentemente al encontrar el equilibrio entre estos dos campos se permitirá el desarrollo de una vida plena.

Padres de familia y maestros deben trabajar educando a los niños para manejar inteligentemente sus emociones, para obtener seres humanos propositivos, ecuánimes y con un balance en su desempeño.

Veamos cinco consejos importantes para potenciar la inteligencia emocional:

1. Etiquetar las emociones:

Ocasionalmente en la adultez suele existir una falta de capacidad para identificar o conceptualizar algún sentimiento o emoción. Esta confusión puede evitarse si desde pequeños se enseña a los niños las diferencias entre las mismas, por ejemplo:

Es importante explicarles las diferencias entre estar triste, enojado, alegre o frustrado. Cuando el niño lo identifica propiciaremos además del conocimiento, su control.

2. Expresión oral de sus sentimientos:

Los denominados “berrinches”, no son más que explosiones de ira descontrolada; los padres de familia deben trabajar en un modelo de comunicación que les permita enseñar a los niños la importancia de hablar o expresar lo que sienten o piensan.

Es mucho más beneficioso dialogar que reparar jarrones quebrados.

3. Emociones y situaciones:

Los niños deben estar conscientes de las consecuencias de sus actos y de la relación “causa-efecto”. Se recomienda incorporar en su pensamiento la búsqueda del origen del sentimiento que están experimentando en determinado momento.

4. Empatía emocional:

Para fomentar la confianza entre padre e hijo se validarán las emociones que se están experimentando. Por ejemplo: No es recomendable decirle al niño que no debe tener miedo, que no debe estar frustrado o que no pasa nada. Para desarrollar la inteligencia emocional es fundamental vivir las emociones, aceptando su existencia y poniéndose en el lugar de él.

5. Buscando una solución:

Además de aceptar y reconocer las emociones, es importante controlarlas cuestionando al niño qué quiere hacer para sentirse mejor, propiciando su aporte sobre ideas para combatir sus emociones negativas. Para que exista el clima apropiado se sugiere salir a caminar o cambiar de ambiente.