LA FUERZA DE VOLUNTAD

Se concibe a la voluntad como la “capacidad para poder elegir en libertad”, esta tiene su origen en la intencionalidad y se dirige a las acciones que se quieren hacer o evitar. Una meta puede ser alcanzada si está vinculada a un anhelo y condicionada a la energía necesaria para lograr concretarla. Sin embargo, muchas veces no es suficiente el deseo, ya que se requiere el impulso que solo la voluntad proporciona.

Otros autores señalan que la voluntad es la potestad de dirigir las acciones de lo que deseamos hacer y la manera en que priorizamos la conducta y los comportamientos. En ese sentido hay que agregar que la voluntad tiene funcionalidad cuando conduce hacia un cambio, el surgimiento de hábitos y la adopción de nuevas decisiones.

La voluntad empodera a las personas, propiciando que tomen posesión de su vida, siendo auto responsables; de esa manera se puede construir una historia basada en el bienestar desde el momento presente.

La toma de decisiones implica poner en juego también a los sentimientos, ya que son el combustible que alimenta los anhelos por medio de la voluntad. Cabe destacar a la motivación, la cual puede generar impulso desde el interior, siendo muy intima y la razón de ser para estimular a la voluntad. Por otra parte, también existe la motivación externa, la cual se genera por los estímulos o situaciones marcadas por un impulso energético que alguien o algo fomenta. Motivación y voluntad son componentes fundamentales de las acciones, ambas encajan perfectamente para generar cambios personales. El poder de decisión lo tiene la voluntad, mientras que la motivación se asocia a las emociones y deseos.

Las personas que no están motivadas pueden decidir orientar su comportamiento o conducta interna para fortalecer el avance al objetivo anhelado; dicho en otras palabras, sin motivación las posibilidades de progresar existen, pero son más limitadas que aquellas cuyos pensamientos están llenos de estímulos positivos.

La vida nos plantea retos a cada momento, los cuales debemos abordar coherentemente, vencer lo que nos bloquea a trazar metas que nos engrandezcan como estudiantes, como padres de familia o como profesionales. Nos permitimos sugerir algunos consejos para la toma de decisiones desde la voluntad:

  1. Poner en práctica los hábitos: Debemos pulir la voluntad, esta se consolida en la misma proporción que cuando se genera un hábito disciplinado.
  2. Comenzar con un reto pequeño: Si lo que deseamos alcanzar es una meta grande, el primer paso es subdividirla en segmentos para pensar en llegar a ellos progresivamente, valiéndonos de la constancia y la disciplina.
  3. Premiarse: Una excelente estrategia motivacional es que cada vez que se logre algo positivo durante el trayecto a la meta final u objetivo principal, dotarse de un premio, lo que se busca es generar mayor energía y motivación.
  4. Tramitar las emociones: El estrés, miedo y ansiedad son emociones que pueden socavar las metas dentro de un proceso, por ello es fundamental identificarlas para hacerlas a un lado y reencausar la ruta que nos llevará al éxito.