¿QUÉ CLASE DE PERSONA ERES TÚ?

Las personas buenas saben madrugar con el sol, saludan con amor cada amanecer, están alegres, activas y optimistas; hablan poco y con sencillez; no hablan mal de nadie, elogian, estimulan, sirven sin interés y siempre tienen para los demás un buen deseo; no hablan de sí mismos, saben perdonar, no maldicen, no mienten, no engañan, no exageran y tampoco tergiversan.

Los buenos de corazón procuran ser pacientes y humildes; hacen algo por la felicidad de otros, conceden la razón y no disputan; reconocen sus errores y sus limitaciones, no se creen sabios ni poderosos o mejores que los demás; no humillan, no acusan, no subestiman ni censuran la moral ajena.

Las personas buenas son sinceras, leales y agradecidas; no revelan secretos ajenos, no ridiculizan, ni maltratan; ellos saben mirar y sonreír como los niños; no ponen acechanzas ni subyugan, no gritan y tampoco amenazan; saben usar sus manos solo para aliviar, enseñar y bendecir.

Desean compartir su vida con los demás. Son gente honesta, tanto en las palabras como en los hechos; son sinceros, compasivos y siempre se aseguran de hacer todo con amor.

Las personas buenas tienen la capacidad de brindarse a los demás y ayudarlos frente a los cambios que enfrentan en la vida. No temen mostrarse vulnerables; creen en su singularidad y están orgullosos de ser lo que son.

Los buenos se permiten el placer de acercarse a los demás y preocuparse por su felicidad. Han llegado a comprender que el amor es lo que marca toda la diferencia en la vida.

Las personas buenas no dicen todo lo que saben; son fieles, aprecian a los demás y cuánto hacen, no son ávaros ni envidiosos; actúan con serenidad y decoro; se adaptan a todo y a todos; no inventan chismes, saben callar y no se meten nunca en vidas ajenas; en la prosperidad no se envanecen y la desgracia no los abate.

La pregunta obligada es…. ¿Qué clase de persona eres tú?